El Nocturno para la mano izquierda de Scriabin.
Esta obra de cinco escasos minutos es una delicia. La carta musical escrita a una muchacha llamada Nahia por un «herido» Scriabin, en todos los sentidos, física y emocionalmente, es una pieza evocadora, sentida, de las que hay que tener guardadas para escuchar en momentos en los que uno quiera disfrutar de algo realmente bonito y además pueda dedicarle los cinco sentidos.
Este nocturno, Carta a Nahia, fue escrito para ser interpretado solo con la mano izquierda, lo cual resulta casi una contradicción en una pieza en las que el piano suena espléndido, con todo tipo de colores. Aunque siendo justo, si uno no estuviera viendo a la vez el video, o no le prestara gran atención, sería casi imperceptible que solo está interpretada por una mano. De esta manera, Scriabin, muestra su dolor, al estar incapacitado de su mano derecha, y construye una maravilla que es simbólica en muchos sentidos: un pianista cortado por la mitad y un nocturno dedicado a una muchacha de la que sabemos muy poco. Sin embargo, el resultado es sutil, delicado, suave y permite que las palabras vuelen a través de cada una de sus notas en esta carta imaginaria.
El dolor nos invade en estos días. Nos sobran noticias para estar tristes y todos podemos empatizar con la «cojera» de este pobre pianista. Todos echamos de menos cosas que hasta ahora no tenían un gran valor y eran casi rutinarias. Sobra decir que los que tienen una gran parte de su vida o de su corazón fuera del espacio de confinamiento son los que se llevan la peor parte. Los que al menos tienen la suerte de tener cerca a los que quieren, seguro que también se han sentido amputados de detalles que hasta el día de hoy eran parte de nuestra vida. Nunca habíamos sentido tan importantes nuestro café de las 11, el poder leer un periódico sintiendo el sol, deambular libremente o sentir cerca a nuestros amigos.
Dicen que la vida feliz parte de los detalles pequeños y cada uno de nosotros está intentando crearlos o sustituirlos como mejor puede. La levadura está agotada, experimentamos en la cocina o vaciamos armarios para llenar nuestro tiempo. Cada uno de nosotros podría detallar en una lista las pájaras a las que ha dedicado horas en medio de esta situación tan extraña.
En este sentido, Scriabin lo tenía mucho peor que nosotros y esta carta constituye una prueba de que a pesar de las dificultades, lo bello, lo exquisito y la música siempre prevalecen.
Todo irá bien. Nahia me lo ha dicho y Scriabin se lo acaba de susurrar.
Pude ver al maestro Achúcarro el pasado junio interpretándolo en Barcelona y fue realmente maravilloso.
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María José Voltes 